Si
hacemos una encuesta y preguntamos por ejemplo a 10.000 personas si
alguna vez en su vida ha tenido alguna pesadilla durante el sueño,
seguramente todas o al menos más del 95% nos contesten que sí. En
algún momento de la vida, hemos tenido alguna pesadilla durante el
sueño que nos ha hecho despertar bruscamente y, muy posiblemente,
recordarla y darle vueltas durante el día siguiente. No es un suceso
agradable, pues toda pesadilla va cargada de un componente ansioso y
de un contenido amenazante.
Sin
embargo, hay veces que las pesadillas empiezan a ser recurrentes, se
prolongan en el tiempo y producen en la persona una serie de
consecuencias que repercuten negativamente en su salud y bienestar.
Si éstas perduran durante al menos más de tres meses y producen un
fuerte impacto en la persona, estaríamos hablando de trastorno de
pesadillas.
El
director médico del Instituto
de Investigación del Sueño (IIS) ),
el doctor Diego García-Borreguero y Díaz-Valera, habla con EL MUNDO
de todo cuanto acontece en esta alteración del sueño y qué
factores pueden producirlo. "Los fármacos tienen un lugar
destacado, que tanto médicos como pacientes y población general
deberían conocer y saber sus posibles consecuencias", afirma el
especialista.
Además
del tiempo, se habla de trastorno de pesadillas cuando éstas
producen una disfunción diurna durante el día siguiente. Es decir,
generan cansancio, irritabilidad, dificultades de concentración,
etc. Este
trastorno hace que incluso las personas le tengan miedo a la noche o
retrasen el momento de irse a la cama.
El
de las pesadillas es uno de los tipos de trastorno del sueño REM y
suele ser más frecuente en los niños "porque ellos tienen más
sueño REM que los adultos. Sin embargo, en los niños no existe el
componente de disfunción diurna. En los adultos sí existe este
factor.
Se
sabe, por estudios estadounidenses, que el 24% de los niños entre
cero y cinco años ha tenido pesadillas recurrentes en un tiempo de
tres meses; la cifra aumenta al 41% cuando hablamos de niños entre
seis y 10 años pero vuelve de nuevo a disminuir, a
un 21% en niños a partir de 11 años.
No existen diferencias de género hasta los 13 años pero, a partir
de la pubertad son más frecuentes en las niñas. En adultos, mayores
de 25 años, las pesadillas recurrentes durante tres meses aparecen
en el 4% de la población y aquí sí existe el componente de
disfunción diurna. Se dan más en mujeres que en hombres.
Pesadilla
no es igual a terror nocturno, pues este último suele tener lugar
durante las dos primeras horas de sueño, ir seguido de un cuadro
confusional pero no de vigilia plena y la persona afectada,
habitualmente un niño, suele presentar un recuerdo impreciso. Por su
parte, las pesadillas se producen habitualmente durante la segunda
mitad de la noche, van seguidas de vigilia plena, incluso de
ansiedad, y el sujeto suele relacionarlo con un relato de un sueño
elaborado, de contenido amenazante.
Existe
un componente genético en la aparición de pesadillas, hay familias
que son más propensas a estas alteraciones. Por su parte, las
enfermedades neurológicas, especialmente
las neurodegenerativas tipo Alzheimer y Parkinson tienen
una relación clara. Del mismo modo que las enfermedades
psiquiátricas como depresión, trastornos de ansiedad, esquizofrenia
o trastorno de estrés postraumático.
Pero
además de estas enfermedades, existe una serie de fármacos o
sustancias que pueden inducir pesadillas: "Todo lo que inhiba el
sueño REM puede producir pesadillas porque, entre otras cosas,
altera el equilibrio neuroquímico del cerebro durante esta fase del
sueño", asegura. Por
tanto, la administración de un fármaco va alterar el
equilibrio entre
fundamentalmente cuatro neurotransmisores (serotonina, dopamina,
catecolaminas y la acetilcolina), los cuatro elementos son los que
facilitan y posibilitan el sueño REM. En algunos casos, hasta lo
inducen, y tiene que haber un equilibrio entre ellos.
"Todo
fármaco que altere ese equilibrio va a producir menos o más sueño
REM. Y además, en el momento de retirar esos medicamentos se produce
un fenómeno de rebote, con lo cual también en la retirada de
algunos se van a producir más pesadillas", afirma García
Borreguero.