Su idea fue mandar una chuleta al espacio, para ello la cogió de un restaurante y con la ayuda de varios amigos la ató a un globo de helio y la envío al espacio. Una cámara capta el total de las imágenes de la chuleta que está todo el tiempo pinchada en el tenedor inicial.
Cuando cayó un granjero encontró los restos y pudo devolverle la grabación a sus dueños.
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