La
nena dejó de ser una nena. Creció, se convirtió en una adolescente
de manual y para ella, mamá dejó de ser esa reina todopoderosa para
pasar a ser, muchas veces, una rival con la que se mide, desacuerda,
compite. Empiezan entre ellas los conflictos por las malas notas, por
las salidas, por los horarios, por las habitaciones desordenadas, por
la mala cara, por los brotes de furia. Es que la relación entre una
mamá y una hija adolescente suele atravesar una etapa conflictiva.
¿Por qué? Es el momento en que esa chica necesita diferenciarse de
su mamá para poder crecer. ¿Qué hacer si se tiene una hija
adolescente y se pretende sobrevivir?
“En
esta etapa, la hija adolescente está buscando su propio yo, su
identidad, y necesita diferenciarse de la madre. Para eso, busca
‘destruir’ a esa madre idealizada, por lo cual puede tener
conductas desvalorizantes. A eso se suma que es una etapa de
explosión hormonal con muchos cambios de ánimo, tanto para la
adolescente como para la madre, que suele estar en la
pre-menopausia”. “El tema es qué hace la madre con eso: si una
madre llega a ese momento con una autoestima baja se va a sentir
destruida, desvalorizada y menospreciada por su hija, y no va a
entender que no es una destrucción real sino una etapa en la que esa
adolescente necesita destruirla para poder crecer”.
¿Por
qué no ocurre lo mismo entre las mamás de adolescentes varones?
“Madre e hija mujer se miran en un espejo recíproco. Y la madre se
moviliza mucho a medida que la hija va creciendo, especialmente
cuando aparece la sexualidad y emerge la autonomía, porque revive su
propia historia. Y si esa historia dejó miedos se proyectan en su
hija. Una mamá y un adolescente varón, en cambio, no se miran en un
espejo y poder acompañar el crecimiento de un hijo desde ‘lo
diferente’ baja algunas tensiones”.
Además,
entre ellas, se suman otras cuestiones. Hoy, la mayoría de las mamás
ya no son señoras mayores relegadas al cuidado del hogar sino
mujeres jóvenes, que a veces hasta comparten ropa con sus hijas.
“Cuando la madre quiere ser tan compinche de la hija y se convierte
en su amiga, aparece un problema: deja desierto su lugar de madre”
¿Cómo
hacer entonces para sobrevivir a esta etapa? “Las adolescentes
necesitan adultos que se mantengan en su posición de adultos, con
los cuales puedan pelearse sin que ellos se emparejen con ellas.
Confiar en ellas y brindar seguridad no transformándose en una amiga
sino en alguien en quien confiar. Por último, saber que no gana el
que grita más fuerte: Porque ahí, cuando pierden el control, puede
aparecer entre las adolescentes lo que se conoce como acting out:
escaparse o embarazarse como una reacción al exceso de control y a
la falta de afectividad. Por último, involucrar al papá: en esta
etapa, ellos funcionan como reguladores de la relación”.
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